jueves, 16 de abril de 2009

El precio del progreso

Como buen Náufrago Yahoo que soy, esta mañana, a parte de lavarme bien detrás de las antenas (como mi madre me enseñó), he hecho mi hora reflexión diaria (En vacaciones procuramos reflexionar lo menos posible)… pero no estaba yo hoy inspirado en esto de despellejar al maligno, o ser la justa voz de los Colmenareños de a pie…no… así que al olor de las torrijas de la vecina, me he sorprendido a mi mismo, paseando por las verdes praderas del municipio, siendo chico, más allá del Pozo Escalo (más o menos donde queda el Colegio Antonio Machado), por las inmediaciones de la Cantera Mora (por el Auditorio), o por el arbolado pasadizo que llevaba al más allá… ¡Fuente Santa!. Así que ni corto ni perezoso, me he calzado las alpargatas, y allá que me he ido, a rememorar mis andanzas por los primaverales parajes de mi querido pueblo.

Y llevaba ya dos horas andando y no encontraba ni rastro de los lugares donde crecí. Al principio, creí haberme equivocado de pueblo, pero no...
Donde debía hallarme en medio de ninguna parte, entre encinas y prados,
lo único que había en el horizonte eran filas interminables de chalets y pisos muchimillonarios, …¿tanto tiempo he pasado en nuestra isla Yahoo, que ya no reconozco el pueblo en el que nací?…. pero bueno, después de todo, la población crece, como en todos lados, y está claro hay que meter a la gente en algún sitio… es el precio del progreso…

Guío mis pasos hacia nuestra bonita y coqueta estación de tren, a cuyas vías solía llegar en bicicleta,…pero donde antes había vacas, pasto y silencio... encuentro, de nuevo, gigantes bloques de viviendas que me desorientan, ¿habré llegado a Alcobendas sin querer?... y gente, muuuucha gente, malhumorada y gritando, debido a, dicen, una línea autobús, de horario errático y caprichoso, que se chotea del usuario por norma…mmm…les sugeriría que hicieran como cuando niños, y que tiraran de pedal, … pero vamos, agito la cabeza, y vuelvo a pensar: un pueblo debe crecer, es bueno, es la evolución lógica…pero el aumento de población acarrea estas consecuencias… es el precio del progreso…

Ya totalmente desorientado, me vuelvo para casa, sin ni siquiera haber visto una encina, una roca o una mísera brizna de hierba. Sólo una sucesión de edificios deshabitados y a medio construir (la crisis...la crisis…).
…Y a mi no me cuadran las cuentas…no hemos crecido tanto como para haber ocupado esta enorme superficie de terreno, no somos tantos, no nos engañemos… este “progreso” es de mentira. No es el que yo esperaba para un pueblo importante como éste, a un paso de la capital y a otro de la Sierra; con una historia, y con un entorno natural que ya quisieran otros para sí, y que en vez de potenciar, se masacra e ignora por sistema.

Y por supuesto, sí que estamos pagando el precio, pero bien… y sin recibir nada a cambio…bueno si, cemento.